"Tal como el exquisito gusto de un crujiente pan recién salido del horno, los más de cien años de la Panadería Central de Quilpué están llenos de historias sabrosas".

La tradición de este negocio comenzó a amasarse hacia 1910, cuando David Pizarro Olmedo instaló la Panificadora Central en calle Blanco 926, recinto que posteriormente estuvo a cargo de su hijo David Pizarro Chacana. Pero no fue hasta 1975 cuando el establecimiento comenzó a echar raíces profundas en la Ciudad del Sol, cuando pasó a manos de Narciso Larregui Sanzberro, quien llegó a Chile en los años 50 proveniente del país vasco y que supo traspasar a su esposa e hijos el gusto por el rubro panadero.

Un par de años más tarde, luego del fallecimiento de Narciso en 1978, su esposa, Ana María Rodríguez Uzcudun, debe hacerse cargo de la administración de la Panadería Central teniendo que enfrentar un duro desafío a sus 39 años. Por momentos, el negocio había estado muy desvitalizado, "Mi padre le había dado un auge y lo había levantado, pero fue mi madre, quién después de una remodelación y posterior implementación del sistema de autoservicio, terminó de consolidarlo". Comenta su hijo, Jon.

En 1986 la Panadería tendría nuevos cambios. El segundo hijo de Narciso y Ana María, Jon Larregui, asumiría junto con su esposa Carmen Maggi, la gran misión de continuar y hacer crecer el negocio familiar.

En 1996 se inaugura el segundo local, ubicado en Av. Claudio Vicuña 840 y, seis años más tarde, se abre la tercera sucursal en Av. Diego Portales 731, ambas en el centro de la ciudad de Quilpué.

Con el paso de los años, Panadería Central se ha transformado en sinónimo de tradición y prestigio, con productos de primer nivel y excelente servicio, se ha ganado un lugar de privilegio en la región.

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